Padres – ¿En qué fallé?

Disciplina con amor.

Y contestaremos algunas interrogantes que como padres nos hacemos. Los valores son el “deber ser”, son creencias arraigadas que determinan las decisiones y dan significado y sentido de vida, son brújulas que nos guían. Sirven para jerarquizar lo que importa y lo que no. Decidir elegir una conducta entre otras posibles. Evaluar saber si estamos actuando de manera correcta. Reforzar o corregir, seguir o modificar la conducta.

Enseñar a los hijos los valores principales, amor, respeto, responsabilidad, honestidad de estos se derivan todos los demás. Es importante que la familia tenga clarificados sus valores, para así transmitirlo a los hijos, y predicar con el ejemplo. No hay nada más desesperante que ver a alguien a quien uno ama que toma un rumbo equivocado, porque sus valores no están bien clarificados como padres nos sentimos  totalmente impotente.

Actuamos  de acuerdo a los valores, son las que gobiernan nuestra vida para bien o para mal, las creencias son parte importante de nuestra vida nos dan dirección, estabilidad en todos los sentidos, sin embargo no hay un manual para ser padres y educamos a nuestros hijos según nuestras propias creencias algunas son buenas y otras no tan buenas y educamos a nuestros hijos como queremos que ellos sean.

¿Qué Tiene De Malo Que Mi Hijo Tenga Todo Lo Que Yo No Tuve?

Como padres… le damos mucho a los hijos y les exigimos muy poco, no queremos repetir patrones de lo que vivimos nosotros en nuestra infancia y les damos todo a nuestros hijos,  para no contrariarlos, los niños deben de conocer límites y no confundir la autoridad la disciplina con el maltrato.

Hoy en día los hijos están creciendo en un mundo irreal y superfluo copiando modelos que no son los adecuados video juegos, computadora, Tablet, celular, compramos desaforadamente de todo lo que les divierta porque los niños están aburridos, y dejamos a un lado la autoridad los límites, normas y nos dedicamos a comprarles todo lo que los haga felices para que estén contentos y entretenidos y la vida para ellos y los padres sea más ligera y placentera.

A pesar de todas las comodidades muchos jóvenes están inconformes, carecen de identidad, confundidos con que ánimos van a estar, para levantarse temprano para ir al colegio si pasan horas y horas al televisor hasta altas horas de la noche que animo pueden tener para realizar sus actividades escolares, si reciben todo sin hacer el mínimo esfuerzo, todo lo tienen no conocen de límites, no saben perder, ni aceptar un no, hemos educado a nuestros hijos siendo padres muy permisivos que en la adultez no sabrán lidiar con la frustración no son agradecidos, no valoran lo que tienen y sin estas cualidades es muy difícil ser feliz.

No somos dueños de nuestros hijos, estamos para moldear y formarlos, como padres muchas veces queremos formar réplicas de nosotros mismos. Un hijo no es una posesión sino un préstamo de una vida. Por estas causas los hijos se rebelan. Cuando el hijo ha crecido debe tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores. Recordemos la alegría que tuvimos al entregarnos  a nuestros hijos dejemos que esa sea nuestra satisfacción. De otra manera estaremos permitiendo que lo que nuestro hijo no hace determine nuestra felicidad.

Como enfrentamos esa realidad cuando nuestro hijo no vive según nuestras expectativas, como padre nos preocupamos, creemos que siempre vivirán con el sistema de valores de los padres, ellos tendrán sus propias creencias y valores desafortunadamente muchas veces los hijos se encuentran muy lejos de las nuestras y de la sociedad nuestros hijos descubrirán su camino pero lo tendrán que hacer en su momento hay esperanza.

Cuando un hijo se desvía de sus valores se pierde en el camino, a pesar de haber agotado todos los recursos posibles para que retome el camino.

Renuncie a su hijo

No es lo mismo renunciar que abandonar. Renunciar es dejar de afligirte y preocuparte  por el presente y  futuro de tu hijo y confiar en sus habilidades y talentos que le fueron dados por Dios. Mientras que abandonar es dejarlo a su suerte y perder toda esperanza. Cuando usted renuncia a su hijo, deja de hacerse responsable por él, pero sigue cumpliendo sus responsabilidades para con él.

  • Cuando usted renuncia a su hijo, confía más en Dios y menos en lo que su hijo hace  o no hace.
  • Cuando usted renuncia a su hijo, se libera de la montaña rusa emocional, ya que sus sentimientos ya no dependen de la respuesta de su hijo.
  • Cuando usted renuncia a su hijo, le da la oportunidad de responder a Dios en lugar de las presiones suyas como padre.
  • Cuando usted renuncia a su hijo, se da cuenta que no es responsable por las elecciones de su hijo, de modo que la culpa comenzara a disminuir.

Desconéctese de su hijo

Deberá asumir las responsabilidades de sus actos que si toma una bebida o una píldora él es quien pagara las consecuencias. La desconexión se produce cuando los padres reconocen que su hijo es diferente, la desconexión es necesaria para la supervivencia emocional de los padres como también para la independencia de los hijos. Es una decisión de evitar sufrir tanto.

Sienta amor y compasión por su hijo, póngale freno a su boca, bendígalo, haláguelo, interésese en su vida.

Reflexione sobre estas preguntas y póngalas en práctica de inmediato en la crianza y educación de sus hijos y le ayudaran a que su carga sea más ligera.

  • No es responsable de las decisiones de su hijo libérese de la culpa  descanse, su carga será más ligera.
  • Hable con amor a su hijo, hágalo sentir importante el amor cuida, dirige, enseña y aun disciplina.
  • Comuníquese con su hijo, la comunicación y relación que mantenga con él es vital.
  • Que reconozcan la autoridad de los padres crearlos en disciplina y amor.
  • No ser padres tan permisivos dándole y comprarle todo lo que pidan.
  • Pasar tiempo de calidad con los hijos realizando actividades que los ayude a fortalecer sus relaciones.
  • Y por último enseñarle el valor de las cosas a los hijos, que tienen que ganárselo.
  • Un último punto y no menos importante ora, rezar por su hijo, los hijos son una gran bendición.

¡Los que aman en verdad a sus hijos les “HARAN ESTE FAVOR”!

Con amor

Ena Barrera

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