Cuando tus valores son claros para ti, tomar decisiones se vuelve sencillo.
Roy E. Disney.
Es importante que el niño haga suyos los valores universales como el respeto, la consideración, bondad, generosidad, justicia, altruismo, integridad, honestidad, la interdependencia y la compasión. Que viva con estos valores esenciales y enriquecedores.
Para facilitar el desarrollo de los grandes triunfadores, el Doctor Jim Taylor en su libro “Motiva y estimula a tus hijos”, nos habla de tres pilares fundamentales: la autoestima, la sensación de pertenencia, y la maestría emocional. Sin embargo, considero importante hacer referencia a un cuarto pilar, que es la espiritualidad.
Estas cuatro áreas y los valores son las bases para educar a los hijos que los conducirán hacia el éxito y la felicidad.
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Primer pilar: la autoestima
Los padres en su afán de creer que la autoestima de los hijos se desarrolla cuando un niño es querido y valorado, asumen una falsa creencia que los lleva a colmar exageradamente su amor y relación en todo lo que hacen sus hijos.
Los niños deben aprender que sus acciones importan y que sus actos tienen consecuencias, y muchos padres han omitido estos componentes esenciales de una sana autoestima. Si el hijo recibe amor, aliento y apoyo adecuado, entonces como padre le brindas la oportunidad de aprender aptitudes para materializar sus objetivos.
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Segundo pilar: la sensación de pertenencia
Otro gran error cometido por los padres es proporcionarles demasiado amor a sus hijos, aliento y apoyo. Se apropian de los logros de los hijos y los niños no se sienten conectados con sus propios esfuerzos, y no se sienten responsables de lo que hacen, se sienten incapaces de decir “estoy haciendo esto porque quiero”.
Es necesario que los hijos tengan esa sensación de pertenencia respecto a sus logros e intereses y su esfuerzo. La sensación de pertenencia le proporciona una fuente de amor, gratificación y alegría, esto los motiva a esforzarse más.
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Tercer pilar es la maestría emocional
Los padres llegaron a creer que era perjudicial que sus hijos experimentaran emociones negativas como frustración, ansiedad, tristeza. Basados en esta creencia han sentido la necesidad de protegerlos de cualquier disgusto, apaciguaron las emociones negativas y crean emociones positivas artificiales.
Los padres que protegen a sus hijos de estas emociones sólo consiguen interferir en su crecimiento emocional y terminan por no manejar adecuadamente sus emociones, no son niños resilientes y tienen poca tolerancia a la frustración.
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El cuarto pilar la espiritualidad
Es quizá el aspecto más descuidado en el desarrollo del niño, como padres nos preocupamos por muchos aspectos en la vida del niño, pero más allá de la creencia religiosa, los seres humanos tenemos un mundo espiritual, es responsabilidad de los padres educar a los hijos en valores que enriquezcan su espíritu y marquen una diferencia entre los demas.
Las estadísticas demuestran que los niños que desarrollaron un amor a Dios, y compasión hacia las demas personas son personas fuertes, resilientes y con una baja tendencia al abuso de drogas y alcohol, son más felices. Así que el amor, la misericordia, la fe y la esperanza son valores morales que engloban la parte espiritual. Estamos viviendo tiempos muy difíciles, hoy en día a lo que es bueno le llamamos malo y a lo que es malo le llamamos bueno, es necesario fomentar en los niños los valores espirituales, para que les sirvan de guía durante toda su vida.
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Con todo mi cariño
Ena Barrera